Capítulo
I. Antecedentes de la etnia mazahua
Hay que recordar que
los productos textiles mazahuas son objetos complejos en forma y comprensión
cabal de su significado, están conectados de múltiples maneras con el todo
cultural. Por lo tanto, en este capítulo hare una descripción general de los
orígenes históricos de la etnia mazahua, su ubicación geográfica, su contexto
cultural así como su cosmovisión que servirá como preámbulo cultural para
entender la simbología que plasman en sus textiles.
1.1
Orígenes
de la etnia mazahua:
El origen del grupo mazahua tiene parte de sus
raíces en antiguos asentamientos toltecas-chichimecas que, después de la
decadencia de Tula, fueron conquistados por los chichimecas de Xólotl, con
quienes se fusionaron, pero por supremacía cultural tolteca y el prestigio que
ésta involucraba, el grupo resultante conservó la denominación de mazahuas.
(Ruiz Chávez, 1981:12).
De
acuerdo con la leyenda se dice que entre las cinco tribus que formaron la
migración chichimeca que se efectuó del siglo VI al XIII, una de ellas venía
encabezada por Mazahuatl o Mazatl Tecutli, quien pudo
ser jefe de la familia mazahua y al que, en la distribución de la familia
mazahua correspondió el territorio de Mazahuacán[1].
Como
podemos observar en el mapa: el imperio mejicano con los reinos de Colhuacan y
de Michuacan, aparece ubicado Mazahuacán en el mismo territorio de distribución
actual del pueblo mazahua atravesado por una sierra boscosa con una altitud
entre los 1600 y 1710 m.s.n.m., que marco los límites entre los Estados de
México y Michoacán, en esta zona habitaban venados.
Pertenecen
a la familia lingüística llamada otomangue[2] , este hecho se debe a que los toltecas que habitaron Mazahuacan fueron
incorporados lingüísticamente al otomiano hablado por los chichimecas, recién
llegados en mayor número, dentro del proceso aculturativo que entonces tuvo ahí
lugar, dando origen a un híbrido tolteca / chichimeca con lengua otomiana: el
mazahua (Ruíz Chávez, 1981:27)
Según la
tradición oral:
“Los
mazahuas descienden del Dios Sol y de la Madre Luna; los primeros hombres eran
gigantes que se les llamó “ma ndaa” (eran altos); posteriormente vinieron los
enanos, a los que se les llamó “mbeje” (insignificantes) y nosotros
correspondemos a la tercera generación y nos llamamos “jñatrjo” (los que
hablan).”[3]
La
información que me fue proporcionada durante el taller de lengua mazahua o jñatrjo
(en su lengua) es que mazahua en español significa: “gente del venado” en honor
a su primer y antiguo caudillo, Mazatl
Tecutli o Mazahuatl (Señor Venado), sin embargo extrayendo
la raíz de la palabra jñatrjo: jña significa hablar o voz y el sufijo trjo
significa maíz, por lo cual se puede traducir literalmente como: “palabra en
canto” o “el que habla la palabra cantada”, lo cual resulta lógico tomando en
cuenta que su lengua es tonal, es decir de acuerdo al tono o sentimiento que se
imprime en las frases varia el significado de la misma.
Figura 1.1.1 Fotografía
tomada en el Centro Ceremonial Mazahua el 4 de marzo del 2012, en esta sección
se exhibe flora y fauna disecada que pertenecía a la región.
De estos
animales sólo quedan los relatos de los ancianos mayores de 80 años que vieron
y cazaron venados, pues en las últimas décadas se han extinguido estos cérvidos
americanos en suelo mazahua (Cárdenas Martínez, 2001: 20).
Los mazahuas,
conservan como vecinos a los otomíes con los que mantienen relaciones de tipo
comercial, ya que intercambian productos de sus regiones. Sin embargo se
distinguen de estos por su colorida y elaborada indumentaria y textiles,
conformadora de manifestaciones visuales de su propio sistema simbólico, que
permite al mazahua autodefinirse y al mismo
tiempo identificarse en casos específicos, frente a los demás grupos culturales
que desde épocas anteriores coexisten con ellos.
Figura 1.1.2
1.2
Ubicación y medio ambiente de los mazahuas:
La región mazahua actual, ocupa casi en su totalidad la
parte occidental del estado de México, abarca catorce de sus municipios y una
pequeña porción de la región este del estado de Michoacán.
Geográficamente el área mazahua se asienta en las grandes
planicies, con alturas de 2,600 hastas 3,000 metros al norte de la ciudad de
Toluca, limitándose hacia el oeste por una franja en los límites orientales del
estado de Michoacán, con sierras cubiertas de bosques que se levantan a unos
3,500 metros sobre el nivel del mar. (Jardow – Pedersen, 2006:27)
Sus límites están dados por grupos de lengua otomí, al
norte y al este; un pequeño grupo de matlatzincas al sur y por tarascos y
otomíes al este.
Figura 1.2.1
Habitan
una parte importante del actual territorio del Valle de Toluca, así como
diversos lugares de la zona montañosa noroeste de esta región, limitan con los
estados de Michoacán y Querétaro.[4]
Se
conoce que en la zona mazahua – otomí existe un número importante de manantiales
y ríos: alberga un sistema de extracción de agua para el abastecimiento de la ciudad
de Toluca y la ciudad de México a través de una transferencia a la cuenca del
Valle de México. Esto ha sido motivo de constante conflicto en esta región ya
que desde 1950 ha originado la sequía en algunas lagunas del alto Lerma y es
generadora de problemas de erosión en la región.
Los
once municipios considerados mazahuas ubicados en el estado de México son:
Ixtlahuaca, Jocotitlán, Atlacomulco, Acambay, Temascalcingo, El Oro, San Felipe
del Progreso, Villa Victoria, Almoloya de Juárez, Villa de Allende y Donato
Guerra.
Los
municipios pertenecientes al estado de Michoacán en donde también se cuenta con
población mazahua son: Angangueo, Senguio, Ocampo, Tlalpujahua, Maravatío,
Susupuato y Zitácuaro.
En
este caso realicé investigación de campo en el municipio más representativo del
área mazahua: San Felipe del Progreso: 36.571 habitantes o 38.3% de los
existentes en el Estado de México (Ruíz Chávez, 1981:11).
Figura 1.2.2
Dicho municipio está situado al oeste de la
ciudad de México, tiene una extensión superficial de 806,9 km2 y su
altura sobre el nivel del mar es de 2,350 metros, cuenta con dos ríos: uno que
deriva de las cumbres de Angangue, lleva por nombre “Río Grande” y el río
Lerma; además cuenta con 30 arroyos y 19 ojos de agua potable.[5] En general, su aspecto es
montañoso, seco, con algunas zonas fértiles y áridas en determinados puntos, el
clima que prevalece en la región es frío, presentándose fuertes heladas en los
primeros días del año.
Alberga el poblado de Santa Ana Nichi, ubicación del Centro Ceremonial Mazahua, que cuenta con una importante colección de prendas textiles y además es lugar de convivencia y reunión para la población que habita en las inmediaciones del lugar, aquí se celebran importantes rituales para esta etnia, particularmente he tenido la oportunidad de participar en el que se celebra los primeros domingos de cada mes: se realiza una ceremonia con el jefe supremo mazahua en donde bendice al sol usando copal y se dirige a los cuatro puntos cardinales que representan al dios del agua, el fuego, el aire y la tierra, deducimos que es para obtener una buena cosecha de maíz (figura 1.2.3), se ejecuta una “limpia” a los asistentes a la ceremonia (figura 1.2.4) y se entabla un diálogo directo entre los asistentes y el jefe supremo mazahua.
Figura 1.2.3
Figura 1.2.4
1.3
Contexto socio - cultural actual de los mazahuas:
La mejor manera de
acercase a la dinámica social de una comunidad en este caso la mazahua es
acercándose a las actividades económicas que realizan sus habitantes para
subsistir. Puesto que estas son las que generan y reproducen las condiciones
sociales de la existencia y de la vida, la vida cultural se sostiene de ellas.
Actualmente, la
agricultura, la fuerza de trabajo y el comercio ambulante ocupan un lugar
preponderante como actividades de subsistencia para los mazahuas; en lo
referente a la primera actividad, producen mayoritariamente maíz y en menor
escala frijol, trigo y cebada; con respecto a las dos últimas toman auge a partir
de la década de los setenta debido a procesos multifactoriales como: el cambio
en los estilos de vida de la población en general en México, particularmente en
el Estado de México una de las entidades
más modernizadas de la República: de 14,007,495 habitantes, tan sólo 810,311
son considerados población indígena tomando en cuenta el conteo 2005 del CDI
(Véase figura 1.3.1); un factor que creemos es fundamental para explicar este
cambio es la pauperización del campo[6] por modelos económicos aplicados
en México: el comercio toma auge como principal actividad económica y de
subsistencia para el mazahua y no la agricultura en su sistema comunitario.
Figura
1.3.1 Indicadores del CDI 2005
La creciente
integración social de los mazahuas, mediante un cambio de modo de vida que lo
acerca más a lo urbano y lo aleja de lo rural, es porque además de los factores
anteriormente mencionados, se desarrollan y viven en una región que permite un
estrecho contacto con otros grupos sociales, consiente que existan
desplazamientos locales y migraciones se realicen con mayor facilidad. Como
ejemplo: cuando en 1945 se abrió la carretera Toluca – Atlocomulco, ya no se
tenía que atravesar el Edo. de México para arribar a San Felipe del Progreso,
ocasionando un mayor flujo migratorio. [7]
Ellos basaban sus formas de asentamiento en
líneas patrilineales y localizadas. Esto significa que existe un parentesco que
determina la asignación de un espacio contiguo al de los padres del hombre o la
mujer, después de efectuado el matrimonio, cabe señalar que lo más común es que
la mujer cambie su lugar de residencia para estar cerca de sus suegros, así se
establece un asentamiento disperso de todos los parientes alrededor de un jefe
de linaje. El proceso de urbanización y migración, de cierta manera ha roto
este esquema tradicional:
“La mujer mazahua,
conocedora, realizadora y supervisora de los principios que rigen la
indumentaria y el arte textil de su pueblo, se le atribuye el rol fundamental
en los fenómenos de identificación y de pertinencia cultural. Por ese mismo
hecho, el hombre mazahua que se ve obligado a adoptar la indumentaria campesina
de las sociedades “occidentalizadas” encuentra un “valor-refugio” fundamental
en la indumentaria femenina y en la conservación del arte textil tradicional”. (Morales
Sales, 1947:10)
Se conoce que el sexo masculino cuando migra es el primero que
deja de usar su indumentaria tradicional para adoptar algo más adecuada a su
“nueva realidad”, sin embargo conserva un elemento de identidad con su
comunidad de origen: la faja, es como un “códice” en donde la tejedora
desarrolla y crea un sistema de comunicación que le permite compartir ideas,
sueños, historias, sentimientos, etc. mediante los símbolos tramados que se unen
a través de la urdimbre. [8]
1.4
Cosmovisión del mundo mazahua:
Podemos
decir que la cosmovisión mazahua se moviliza en torno a elementos prehispánicos
y católicos, confluyendo en un mundo mágico – religioso que gira en torno a la
veneración.
Figura 1.4.1
Figura 1.4.2
Fotografías tomadas en el Centro Ceremonial Mazahua el 26 de febrero del 2012.
En la primera fotografía ubicada en el lado
derecho, podemos ver en imagen lo que Sánchez Sosa no explica: “Las civilizaciones
clásicas del primer milenio de nuestra era tienen en común varias entidades
religiosas… Esto también es válido para Teotihuacán sobre el Altiplano Central…
En Palenque y en otros centros mayas era venerado un dios de maíz, a quien se
representaba como una cruz con follaje, estilización de esta gramínea.
(Soustelle citado por Sánchez Sosa, 1997:138).
Esta cruz con follaje la podemos encontrar representada
en los quechquémitl mazahuas, como
veremos más adelante.
En la típica casa mazahua, que es pequeña, construida en
adobe, con techo de dos aguas y cubierta con tejas o tejamanil, frecuentemente
se encuentra un oratorio sin ventanas a un lado de la casa, donde se guardan y
adoran a los santos de la familia (Jardow Pedersen, 2006) (Véase figura 1.4.2).
Estos son
atendidos de acuerdo a líneas de patrilinealidad y se heredan, el oratorio
familiar sirve como parte de culto “hacia adentro”, consisten en una
construcción anexa a la casa o cercana, permanecen cerrados la mayor parte del
año, a excepción de la festividad que la familia considera importante (Ruíz
Chávez, 1981:90).
Las ceremonias, incluyendo las fiestas para los santos se celebran
generalmente para mantener las buenas relaciones con los poderes invisibles que
deben responder a los sacrificios de buena salud, buena suerte en la vida, etc.
algunas fiestas tienen, un poder curativo, esto nos indica el arraigo de los
prehispánico, sin embargo su calendario está regido por el catolicismo.[9]
Mencionares algunas de sus festividades más importantes, que desde
mi punto de vista son las más significativas y en donde seguimos encontrando
este sincretismo prehispánico – católico:
1. La fiesta patronal “Nuestro Padre de Jesús”, que se lleva a cabo
en San Felipe del Progreso, se realiza en el curso de la tercera semana del mes
de enero de cada año, en honor al santo patrón del lugar, se dice que la fiesta
patronal tiene más de 200 años de tradición (Ruíz Chávez, 1981:151). Consiste
en una peregrinación que realizan los “mayordomos de las aceras” y sus familias
a la cerería La Purísima, en el centro de la ciudad de México, el regreso a San
Felipe es motivo de celebración, ya que la visita a la ciudad de México suele
trastocar el alma de los peregrinos, y regresan como “emisarios de luz”[10].
2. La celebración del “Fuego Nuevo” se lleva a cabo el 19 de marzo,
donde nuevamente el jefe supremo mazahua bendice los cuatro puntos cardinales
que representan al dios agua, fuego, aire y tierra, posteriormente se coloca la
madera en el centro del lugar donde se llevo a cabo la ceremonia y de igual
manera se bendice con el copal para que posteriormente dar la pauta a prender
la madera y realizando este acto la gente que está presente en el rito prende
veladoras alrededor de la fogata.
3. El “Culto al Agua” se realiza entre el 15 y 16 de agosto de cada
año donde el pueblo mazahua presencia esta festividad llevando ofrendas al agua
y danzando alrededor de un lago o río; esto con el motivo de que el dios del
agua se acuerde de su pueblo y es una forma de agradecer que tienen este vital
líquido, también piden disculpas por si el agua se uso inadecuadamente. Este
rito se realiza cuando en el pueblo escasea el agua y se pretenden que a través
de las ofrendas no suceda este acontecimiento.
4. La fiesta patronal de “Santa Rosa de Lima” se celebra el 29 de
agosto y consiste en la visita de los habitantes de las poblaciones vecinas
para visitar a lo que cariñosamente llaman la “Virgen Rosita”, a quienes suman
las advocaciones marianas. Los visitantes traen a sus santos vestidos con
trajes de gala réplica del más elegante atuendo de la comunidad, esto crea una
plena identificación de su procedencia, ya que la indumentaria de gala varía de
color y motivos decorativos según la región de donde provengan los peregrinos.[11]
Los símbolos no sólo proporcionan información, como un plano para
la ejecución correcta del comportamiento social y cultural en determinada
sociedad, sino que también, como una gramática, proporcionan modelos de los
procesos uniformados de cree, sentir y comportarse en sociedad” (Turner citado
Sánchez Sosa, 1997:39)
El mito cosmogónico explica no solo cómo se inicio todo, sino
también porqué el hombre y los demás seres son de cierta manera y su comportamiento
ante los demás. Su función es, entonces, ser la autoconciencia de la comunidad
y modelar su vida; es el prototipo de las acciones humanas y le dice al hombre
cual es el sentido de su vida.
Como lo
conocemos actualmente es un texto que se traslada en el tiempo ancestral al
tiempo presente, y es a través de este que los humanos buscamos una explicación
a la realidad de la vida cotidiana, a los fenómenos de la naturaleza y a la
forma en que todo llego a ser como es. Según la mitología mesoamericana, cada
animal, planta o cosa utilizados por el hombre, tiene su origen en la era solar
y han inspirado un mito, una leyenda o un cuento, pero sobre todo tiene un
valor propio (López Austin, 1993:283-284).
La
presencia de imágenes de flora y fauna, en casi todos los textiles mazahuas
ilustra la estrecha relación entre los humanos y el mundo animal. Los símbolos
o imágenes son representaciones sensorialmente perceptibles de una realidad
socialmente aceptada y compartida, en virtud de rasgos que la asocian a ella.
Teniendo como marco conceptual los antecedentes
e historia de los mazahuas podremos adentranos en la compresión de la iconografía
plasmada en sus textiles.
Fuentes consultadas:
Bibliografía:
Bonifaz Nuño
Rubén (1995). Cosmogonía antigua mexicana: hipótesis iconográfica y textual,
UNAM, México.
Cárdenas Martínez, Celestino (2000). Cantos, cuentos y mitos mazahuas,
Universidad Autónoma del Estado de México, México.
Carmona Romaní, Celia (2005). Bordado tradicional mazahua de Michoacán,
Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas de Michoacán,
México.
Clavijero, Franciso Javier (1917). Historia antigua de México, Editora
Nacional, México.
Jardow Pedersen, Max (2006). Música en la tierra mazahua, CONACULTA,
México.
Jardow
Pedersen, Max (2006). Música en la tierra mazahua, CONACULTA, México
Jiménez
Ovando, Roberto (s.f.). Testimonio grafico del pueblo mazahua, Gobierno del Estado de México, México.
Korsbaek,
Leif y Cámara Barbachano, Fernando (2009). Etnografía del sistema de cargos
en comunidades indígenas del estado de México, MC Editores, México.
López
Austin, Alfredo (2006). Los mitos del tlacuache, UNAM: Instituto de
Investigaciones Antropológicas, México.
Mapelli
Mozzi, Carlotta (texto) y Castelló Yturbide, Teresa (ilustraciones) (1965). El
traje indígena en México, Instituto Nacional de Antropología e Historia,
México.
Morales
Sales, Samuel Edgar (1947). Color y diseño en el pueblo mazahua:
introducción a la semiología de la indumentaria y de las artes textiles
mazahuas, Centro de investigaciones en ciencias sociales y humanidades
(CICSYH), México.
Ruiz Chávez,
Glafira (1981). Acerca de los mazahuas del Edo. De México, Gobierno del
Edo de México: Dirección de Turismo, México.
Ruíz Chávez,
Glafira y Gómez Montero, Raúl (1972). Monografía de la indumentaria indígena
femenina del Edo. de México, Gobierno del Edo de México: Dirección de
Turismo, México.
Hemerografia:
Olmos, Gabriela (2011). Flores en el asfalto: fiestas mazahuas, en Artes de México, no.
102, pp. 25 – 33.
Poniatowska, Elena (2011). Tres estampas mazahuas, en Artes de
México, no. 102, pp. 12 – 17.
Scheinman, Pamela (2011). Julio Garduño Cervantes: entre activismo y
estética, en Artes de México, no. 102, pp. 18 – 23.
Vázquez Parra, Ignacio (2011), Fajas mazahuas: arte y simbología, en
Artes de México, no. 102, pp. 42 – 45.
Tesis:
Chavéz Glafira, Ruíz y Gómez, Raúl (1979). Contribución al estudio de los mazahuas:
estudio etnográfico y etnohistórico, Tesis de licenciatura, ENAH.
Sánchez Sosa, María de Lourdes (1997), Espacio, ritual y visión del mundo: el
proceso salud – enfermedad en tres pueblos mazahuas del norte del Edo. de
México, tesis para obtener la licenciatura en etnología por la ENAH.
Internet:
http://www.cdi.gob.mx,
consultado el 16 de noviembre del 2011
Fuentes de las Ilustraciones
Figura 1.1.2 extraída del libro El traje indígena en
México de Carlotta Mapelli
Mozzi (texto) e Yturbide Castello (ilustraciones), Instituto Nacional de Antropología
e Historia, 1965, México.
Figura 1.2.1 procede del libro Testimonio
grafico del pueblo mazahua de Roberto Jiménez Ovando, Gobierno del Estado
de México, (s.f.) México, p.16.
Figura 1.2.2 procede del libro Testimonio
grafico del pueblo mazahua de Roberto Jiménez Ovando, Gobierno del Estado
de México, (s.f.) México, p.17.
[1]
Cfr. Celia Carmona Romaní, Bordado
tradicional mazahua de Michoacán, México, Comisión Nacional para el
desarrollo de los pueblos indígenas en Michoacán, 2005, p. 35.
[2] Otomange,
de donde se deriva el tronco otopame, al que pertenece la familia otomí –
mazahua. Éste se encuentra emparentado con la lengua otomí, pame, matlatzinca,
ocuilteca y chichimeca. (Jardow-Pedersen, 2006: 28)
[3] Sergio
Vargas Velázquez, Pueblos Indígenas de
México y Agua: Mazahuas (Jñato, Jñatro), Atlas de Culturas del Agua en
América Latina y el Caribe, México, s.f.
[4]
Cfr. Édgar Samuel Morales Sales, El Sabor
Agrio de la Cultura Mazahua, Toluca, Instituto Mexiquense de Cultura, 2000
p. 9.
[5]
Cfr. Gláfira Ruíz Chávez, Acerca de los
mazahuas en el estado de México, México, Gobierno del Edo de México:
Dirección de Turismo, 1981, p.130.
[6]
Debido a las
reformas agrarias que se comenzaron a implementar a partir de las década de los
cuarenta, el llamado neolatifundio ( en donde la gran propiedad capitalista, ha
sido favorecido en los programas de desarrollo agrícola de los regímenes
poscardenistas, se favorecía la inversión de capital extranjero), esto origina
la concentración en forma creciente los medios de producción y el ingreso
rural, dos décadas después se comienzan a visualizar las consecuencias:
decrecimiento de la producción en este sector, un desempleo rural cada vez
mayor, el descenso del ingreso agrícola y constantes migraciones de campesinos
hacia las urbes. (Orozco y González, 1992)
[7]
Cfr. Elena Poniatowska, Tres estampas
mazahuas, en Artes de México,no.102, 2011 p.15
[8]
Cfr. Ignacio Vázquez Parra, Fajas
mazahuas: arte y simbología, en Artes de México, no.102, 2011, p.42.
[9]
Cfr. Max Jardow Pedersen, Música en la tierra mazahua, CONACULTA,
2006, México.
[10]
Cfr. Gabriela Olmos, Flores en el
asfalto: fiestas mazahuas, en Artes de México, no. 102, 2011, p. 32.
[11]
Cfr. Gabriela Olmos, Flores en el
asfalto: fiestas mazahuas, en Artes de México, no. 102, 2011, p. 28.