miércoles, 6 de junio de 2012

Primer Capítulo


Capítulo I.  Antecedentes de la etnia mazahua

Hay que recordar que los productos textiles mazahuas son objetos complejos en forma y comprensión cabal de su significado, están conectados de múltiples maneras con el todo cultural. Por lo tanto, en este capítulo hare una descripción general de los orígenes históricos de la etnia mazahua, su ubicación geográfica, su contexto cultural así como su cosmovisión que servirá como preámbulo cultural para entender la simbología que plasman en sus textiles.

1.1               Orígenes de la etnia mazahua:
 El origen del grupo mazahua tiene parte de sus raíces en antiguos asentamientos toltecas-chichimecas que, después de la decadencia de Tula, fueron conquistados por los chichimecas de Xólotl, con quienes se fusionaron, pero por supremacía cultural tolteca y el prestigio que ésta involucraba, el grupo resultante conservó la denominación de mazahuas. (Ruiz Chávez, 1981:12).

De acuerdo con la leyenda se dice que entre las cinco tribus que formaron la migración chichimeca que se efectuó del siglo VI al XIII, una de ellas venía encabezada por Mazahuatl o Mazatl Tecutli, quien pudo ser jefe de la familia mazahua y al que, en la distribución de la familia mazahua correspondió el territorio de Mazahuacán[1].

Como podemos observar en el mapa: el imperio mejicano con los reinos de Colhuacan y de Michuacan, aparece ubicado Mazahuacán en el mismo territorio de distribución actual del pueblo mazahua atravesado por una sierra boscosa con una altitud entre los 1600 y 1710 m.s.n.m., que marco los límites entre los Estados de México y Michoacán, en esta zona habitaban venados.


Pertenecen a la familia lingüística llamada otomangue[2] , este hecho se debe a que los toltecas que habitaron Mazahuacan fueron incorporados lingüísticamente al otomiano hablado por los chichimecas, recién llegados en mayor número, dentro del proceso aculturativo que entonces tuvo ahí lugar, dando origen a un híbrido tolteca / chichimeca con lengua otomiana: el mazahua (Ruíz Chávez, 1981:27)

Según la tradición oral:

“Los mazahuas descienden del Dios Sol y de la Madre Luna; los primeros hombres eran gigantes que se les llamó “ma ndaa” (eran altos); posteriormente vinieron los enanos, a los que se les llamó “mbeje” (insignificantes) y nosotros correspondemos a la tercera generación y nos llamamos “jñatrjo” (los que hablan).”[3]
La información que me fue proporcionada durante el taller de lengua mazahua o jñatrjo (en su lengua) es que mazahua en español significa: “gente del venado” en honor a su primer y antiguo caudillo, Mazatl Tecutli o Mazahuatl (Señor Venado), sin embargo extrayendo la raíz de la palabra jñatrjo: jña significa hablar o voz y el sufijo trjo significa maíz, por lo cual se puede traducir literalmente como: “palabra en canto” o “el que habla la palabra cantada”, lo cual resulta lógico tomando en cuenta que su lengua es tonal, es decir de acuerdo al tono o sentimiento que se imprime en las frases varia el significado de la misma.

Figura 1.1.1 Fotografía tomada en el Centro Ceremonial Mazahua el 4 de marzo del 2012, en esta sección se exhibe flora y fauna disecada que pertenecía a la región.

De estos animales sólo quedan los relatos de los ancianos mayores de 80 años que vieron y cazaron venados, pues en las últimas décadas se han extinguido estos cérvidos americanos en suelo mazahua (Cárdenas Martínez, 2001: 20).

Los mazahuas, conservan como vecinos a los otomíes con los que mantienen relaciones de tipo comercial, ya que intercambian productos de sus regiones. Sin embargo se distinguen de estos por su colorida y elaborada indumentaria y textiles, conformadora de manifestaciones visuales de su propio sistema simbólico, que permite al mazahua autodefinirse y al mismo tiempo identificarse en casos específicos, frente a los demás grupos culturales que desde épocas anteriores coexisten con ellos.

Figura 1.1.2
1.2 Ubicación y medio ambiente de los mazahuas:

La región mazahua actual, ocupa casi en su totalidad la parte occidental del estado de México, abarca catorce de sus municipios y una pequeña porción de la región este del estado de Michoacán.

Geográficamente el área mazahua se asienta en las grandes planicies, con alturas de 2,600 hastas 3,000 metros al norte de la ciudad de Toluca, limitándose hacia el oeste por una franja en los límites orientales del estado de Michoacán, con sierras cubiertas de bosques que se levantan a unos 3,500 metros sobre el nivel del mar. (Jardow – Pedersen, 2006:27)

Sus límites están dados por grupos de lengua otomí, al norte y al este; un pequeño grupo de matlatzincas al sur y por tarascos y otomíes al este.

Figura 1.2.1

Habitan una parte importante del actual territorio del Valle de Toluca, así como diversos lugares de la zona montañosa noroeste de esta región, limitan con los estados de Michoacán y Querétaro.[4]

Se conoce que en la zona mazahua – otomí existe un número importante de manantiales y ríos: alberga un sistema de extracción de agua para el abastecimiento de la ciudad de Toluca y la ciudad de México a través de una transferencia a la cuenca del Valle de México. Esto ha sido motivo de constante conflicto en esta región ya que desde 1950 ha originado la sequía en algunas lagunas del alto Lerma y es generadora de problemas de erosión en la región.

Los once municipios considerados mazahuas ubicados en el estado de México son: Ixtlahuaca, Jocotitlán, Atlacomulco, Acambay, Temascalcingo, El Oro, San Felipe del Progreso, Villa Victoria, Almoloya de Juárez, Villa de Allende y Donato Guerra.

Los municipios pertenecientes al estado de Michoacán en donde también se cuenta con población mazahua son: Angangueo, Senguio, Ocampo, Tlalpujahua, Maravatío, Susupuato y Zitácuaro.

En este caso realicé investigación de campo en el municipio más representativo del área mazahua: San Felipe del Progreso: 36.571 habitantes o 38.3% de los existentes en el Estado de México (Ruíz Chávez, 1981:11).

Figura 1.2.2

Dicho municipio está situado al oeste de la ciudad de México, tiene una extensión superficial de 806,9 km2 y su altura sobre el nivel del mar es de 2,350 metros, cuenta con dos ríos: uno que deriva de las cumbres de Angangue, lleva por nombre “Río Grande” y el río Lerma; además cuenta con 30 arroyos y 19 ojos de agua potable.[5] En general, su aspecto es montañoso, seco, con algunas zonas fértiles y áridas en determinados puntos, el clima que prevalece en la región es frío, presentándose fuertes heladas en los primeros días del año.

Alberga el poblado de Santa Ana Nichi, ubicación del Centro Ceremonial Mazahua, que cuenta con una importante colección de prendas textiles y además es lugar de convivencia y reunión para la población que habita en las inmediaciones del lugar, aquí se celebran importantes rituales para esta etnia, particularmente he tenido la oportunidad de participar en el que se celebra los primeros domingos de cada mes: se realiza una ceremonia con el jefe supremo mazahua en donde bendice al sol usando copal y se dirige a los cuatro puntos cardinales que representan al dios del agua, el fuego, el aire y la tierra, deducimos que es para obtener una buena cosecha de maíz (figura 1.2.3), se ejecuta una “limpia” a los asistentes a la ceremonia (figura 1.2.4) y se entabla un diálogo directo entre los asistentes y el jefe supremo mazahua.



 Figura 1.2.3        

Figura 1.2.4

1.3 Contexto socio - cultural actual de los mazahuas:

La mejor manera de acercase a la dinámica social de una comunidad en este caso la mazahua es acercándose a las actividades económicas que realizan sus habitantes para subsistir. Puesto que estas son las que generan y reproducen las condiciones sociales de la existencia y de la vida, la vida cultural se sostiene de ellas.

Actualmente, la agricultura, la fuerza de trabajo y el comercio ambulante ocupan un lugar preponderante como actividades de subsistencia para los mazahuas; en lo referente a la primera actividad, producen mayoritariamente maíz y en menor escala frijol, trigo y cebada; con respecto a las dos últimas toman auge a partir de la década de los setenta debido a procesos multifactoriales como: el cambio en los estilos de vida de la población en general en México, particularmente en el Estado de México una de las  entidades más modernizadas de la República: de 14,007,495 habitantes, tan sólo 810,311 son considerados población indígena tomando en cuenta el conteo 2005 del CDI (Véase figura 1.3.1); un factor que creemos es fundamental para explicar este cambio es la pauperización del campo[6] por modelos económicos aplicados en México: el comercio toma auge como principal actividad económica y de subsistencia para el mazahua y no la agricultura en su sistema comunitario.

Figura 1.3.1 Indicadores del CDI 2005

La creciente integración social de los mazahuas, mediante un cambio de modo de vida que lo acerca más a lo urbano y lo aleja de lo rural, es porque además de los factores anteriormente mencionados, se desarrollan y viven en una región que permite un estrecho contacto con otros grupos sociales, consiente que existan desplazamientos locales y migraciones se realicen con mayor facilidad. Como ejemplo: cuando en 1945 se abrió la carretera Toluca – Atlocomulco, ya no se tenía que atravesar el Edo. de México para arribar a San Felipe del Progreso, ocasionando un mayor flujo migratorio. [7]

Ellos basaban sus formas de asentamiento en líneas patrilineales y localizadas. Esto significa que existe un parentesco que determina la asignación de un espacio contiguo al de los padres del hombre o la mujer, después de efectuado el matrimonio, cabe señalar que lo más común es que la mujer cambie su lugar de residencia para estar cerca de sus suegros, así se establece un asentamiento disperso de todos los parientes alrededor de un jefe de linaje. El proceso de urbanización y migración, de cierta manera ha roto este esquema tradicional:
 “La mujer mazahua, conocedora, realizadora y supervisora de los principios que rigen la indumentaria y el arte textil de su pueblo, se le atribuye el rol fundamental en los fenómenos de identificación y de pertinencia cultural. Por ese mismo hecho, el hombre mazahua que se ve obligado a adoptar la indumentaria campesina de las sociedades “occidentalizadas” encuentra un “valor-refugio” fundamental en la indumentaria femenina y en la conservación del arte textil tradicional”. (Morales Sales, 1947:10)
Se conoce que el sexo masculino cuando migra es el primero que deja de usar su indumentaria tradicional para adoptar algo más adecuada a su “nueva realidad”, sin embargo conserva un elemento de identidad con su comunidad de origen: la faja, es como un “códice” en donde la tejedora desarrolla y crea un sistema de comunicación que le permite compartir ideas, sueños, historias, sentimientos, etc. mediante los símbolos tramados que se unen a través de la urdimbre. [8]

1.4           Cosmovisión del mundo mazahua:

Podemos decir que la cosmovisión mazahua se moviliza en torno a elementos prehispánicos y católicos, confluyendo en un mundo mágico – religioso que gira en torno a la veneración.
Figura 1.4.1 

 Figura 1.4.2 

Fotografías tomadas en el Centro Ceremonial Mazahua el 26 de febrero del 2012.  

En la primera fotografía ubicada en el lado derecho, podemos ver en imagen lo que Sánchez Sosa no explica: “Las civ­­ilizaciones clásicas del primer milenio de nuestra era tienen en común varias entidades religiosas… Esto también es válido para Teotihuacán sobre el Altiplano Central… En Palenque y en otros centros mayas era venerado un dios de maíz, a quien se representaba como una cruz con follaje, estilización de esta gramínea. (Soustelle citado por Sánchez Sosa, 1997:138).

Esta cruz con follaje la podemos encontrar representada en los quechquémitl mazahuas, como veremos más adelante.

En la típica casa mazahua, que es pequeña, construida en adobe, con techo de dos aguas y cubierta con tejas o tejamanil, frecuentemente se encuentra un oratorio sin ventanas a un lado de la casa, donde se guardan y adoran a los santos de la familia (Jardow Pedersen, 2006) (Véase figura 1.4.2).

Estos son atendidos de acuerdo a líneas de patrilinealidad y se heredan, el oratorio familiar sirve como parte de culto “hacia adentro”, consisten en una construcción anexa a la casa o cercana, permanecen cerrados la mayor parte del año, a excepción de la festividad que la familia considera importante (Ruíz Chávez, 1981:90).

Las ceremonias, incluyendo las fiestas para los santos se celebran generalmente para mantener las buenas relaciones con los poderes invisibles que deben responder a los sacrificios de buena salud, buena suerte en la vida, etc. algunas fiestas tienen, un poder curativo, esto nos indica el arraigo de los prehispánico, sin embargo su calendario está regido por el catolicismo.[9]

Mencionares algunas de sus festividades más importantes, que desde mi punto de vista son las más significativas y en donde seguimos encontrando este sincretismo prehispánico – católico:
1.     La fiesta patronal “Nuestro Padre de Jesús”, que se lleva a cabo en San Felipe del Progreso, se realiza en el curso de la tercera semana del mes de enero de cada año, en honor al santo patrón del lugar, se dice que la fiesta patronal tiene más de 200 años de tradición (Ruíz Chávez, 1981:151). Consiste en una peregrinación que realizan los “mayordomos de las aceras” y sus familias a la cerería La Purísima, en el centro de la ciudad de México, el regreso a San Felipe es motivo de celebración, ya que la visita a la ciudad de México suele trastocar el alma de los peregrinos, y regresan como “emisarios de luz”[10].

2.     La celebración del “Fuego Nuevo” se lleva a cabo el 19 de marzo, donde nuevamente el jefe supremo mazahua bendice los cuatro puntos cardinales que representan al dios agua, fuego, aire y tierra, posteriormente se coloca la madera en el centro del lugar donde se llevo a cabo la ceremonia y de igual manera se bendice con el copal para que posteriormente dar la pauta a prender la madera y realizando este acto la gente que está presente en el rito prende veladoras alrededor de la fogata.


3.     El “Culto al Agua” se realiza entre el 15 y 16 de agosto de cada año donde el pueblo mazahua presencia esta festividad llevando ofrendas al agua y danzando alrededor de un lago o río; esto con el motivo de que el dios del agua se acuerde de su pueblo y es una forma de agradecer que tienen este vital líquido, también piden disculpas por si el agua se uso inadecuadamente. Este rito se realiza cuando en el pueblo escasea el agua y se pretenden que a través de las ofrendas no suceda este acontecimiento.

4.     La fiesta patronal de “Santa Rosa de Lima” se celebra el 29 de agosto y consiste en la visita de los habitantes de las poblaciones vecinas para visitar a lo que cariñosamente llaman la “Virgen Rosita”, a quienes suman las advocaciones marianas. Los visitantes traen a sus santos vestidos con trajes de gala réplica del más elegante atuendo de la comunidad, esto crea una plena identificación de su procedencia, ya que la indumentaria de gala varía de color y motivos decorativos según la región de donde provengan los peregrinos.[11]

Los símbolos no sólo proporcionan información, como un plano para la ejecución correcta del comportamiento social y cultural en determinada sociedad, sino que también, como una gramática, proporcionan modelos de los procesos uniformados de cree, sentir y comportarse en sociedad” (Turner citado Sánchez Sosa, 1997:39)

El mito cosmogónico explica no solo cómo se inicio todo, sino también porqué el hombre y los demás seres son de cierta manera y su comportamiento ante los demás. Su función es, entonces, ser la autoconciencia de la comunidad y modelar su vida; es el prototipo de las acciones humanas y le dice al hombre cual es el sentido de su vida.

Como lo conocemos actualmente es un texto que se traslada en el tiempo ancestral al tiempo presente, y es a través de este que los humanos buscamos una explicación a la realidad de la vida cotidiana, a los fenómenos de la naturaleza y a la forma en que todo llego a ser como es. Según la mitología mesoamericana, cada animal, planta o cosa utilizados por el hombre, tiene su origen en la era solar y han inspirado un mito, una leyenda o un cuento, pero sobre todo tiene un valor propio (López Austin, 1993:283-284).

La presencia de imágenes de flora y fauna, en casi todos los textiles mazahuas ilustra la estrecha relación entre los humanos y el mundo animal. Los símbolos o imágenes son representaciones sensorialmente perceptibles de una realidad socialmente aceptada y compartida, en virtud de rasgos que la asocian a ella.

 Teniendo como marco conceptual los antecedentes e historia de los mazahuas podremos adentranos en la compresión de la iconografía plasmada en sus textiles.


Fuentes consultadas:

Bibliografía:
Bonifaz Nuño Rubén (1995). Cosmogonía antigua mexicana: hipótesis iconográfica y textual, UNAM, México.
Cárdenas Martínez, Celestino (2000). Cantos, cuentos y mitos mazahuas, Universidad Autónoma del Estado de México, México.
Carmona Romaní, Celia (2005). Bordado tradicional mazahua de Michoacán, Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas de Michoacán, México.
Clavijero, Franciso Javier (1917). Historia antigua de México, Editora Nacional, México.
Jardow Pedersen, Max (2006). Música en la tierra mazahua, CONACULTA, México.
Jardow Pedersen, Max (2006). Música en la tierra mazahua, CONACULTA,  México
Jiménez Ovando, Roberto (s.f.). Testimonio grafico del pueblo mazahua, Gobierno del Estado de México, México.
Korsbaek, Leif y Cámara Barbachano, Fernando (2009). Etnografía del sistema de cargos en comunidades indígenas del estado de México, MC Editores, México.
López Austin, Alfredo (2006). Los mitos del tlacuache, UNAM: Instituto de Investigaciones Antropológicas, México.
Mapelli Mozzi, Carlotta (texto) y Castelló Yturbide, Teresa (ilustraciones) (1965). El traje indígena en México, Instituto Nacional de Antropología e Historia, México.
Morales Sales, Samuel Edgar (1947). Color y diseño en el pueblo mazahua: introducción a la semiología de la indumentaria y de las artes textiles mazahuas, Centro de investigaciones en ciencias sociales y humanidades (CICSYH), México.
Ruiz Chávez, Glafira (1981). Acerca de los mazahuas del Edo. De México, Gobierno del Edo de México: Dirección de Turismo, México.
Ruíz Chávez, Glafira y Gómez Montero, Raúl (1972). Monografía de la indumentaria indígena femenina del Edo. de México, Gobierno del Edo de México: Dirección de Turismo, México.
Hemerografia:
Olmos, Gabriela (2011). Flores en el asfalto: fiestas mazahuas, en Artes de México, no. 102, pp. 25 – 33.
Poniatowska, Elena (2011). Tres estampas mazahuas, en Artes de México, no. 102, pp. 12 – 17.
Scheinman, Pamela (2011). Julio Garduño Cervantes: entre activismo y estética, en Artes de México, no. 102, pp. 18 – 23.
Vázquez Parra, Ignacio (2011), Fajas mazahuas: arte y simbología, en Artes de México, no. 102, pp. 42 – 45.
Tesis:
Chavéz Glafira, Ruíz y Gómez, Raúl (1979). Contribución al estudio de los mazahuas: estudio etnográfico y etnohistórico, Tesis de licenciatura, ENAH.
Sánchez Sosa, María de Lourdes (1997), Espacio, ritual y visión del mundo: el proceso salud – enfermedad en tres pueblos mazahuas del norte del Edo. de México, tesis para obtener la licenciatura en etnología por la ENAH.

Internet:

http://www.cdi.gob.mx, consultado el 16 de noviembre del 2011

Fuentes de las Ilustraciones

Figura 1.1.2 extraída del libro El traje indígena en México de Carlotta Mapelli Mozzi (texto) e Yturbide Castello (ilustraciones), Instituto Nacional de Antropología e Historia, 1965, México.
Figura 1.2.1 procede del libro Testimonio grafico del pueblo mazahua de Roberto Jiménez Ovando, Gobierno del Estado de México, (s.f.) México, p.16.
Figura 1.2.2 procede del libro Testimonio grafico del pueblo mazahua de Roberto Jiménez Ovando, Gobierno del Estado de México, (s.f.) México, p.17.
Figura 1.3.1 Indicadores del CDI 2005, extraídos de su sitio web: http://www.cdi.gob.mx


[1] Cfr. Celia Carmona Romaní, Bordado tradicional mazahua de Michoacán, México, Comisión Nacional para el desarrollo de los pueblos indígenas en Michoacán, 2005, p. 35.
[2] Otomange, de donde se deriva el tronco otopame, al que pertenece la familia otomí – mazahua. Éste se encuentra emparentado con la lengua otomí, pame, matlatzinca, ocuilteca y chichimeca. (Jardow-Pedersen, 2006: 28)
[3] Sergio Vargas Velázquez, Pueblos Indígenas de México y Agua: Mazahuas (Jñato, Jñatro), Atlas de Culturas del Agua en América Latina y el Caribe, México, s.f.
[4] Cfr. Édgar Samuel Morales Sales, El Sabor Agrio de la Cultura Mazahua, Toluca, Instituto Mexiquense de Cultura, 2000 p. 9.
[5] Cfr. Gláfira Ruíz Chávez, Acerca de los mazahuas en el estado de México, México, Gobierno del Edo de México: Dirección de Turismo, 1981, p.130.
[6] Debido a las reformas agrarias que se comenzaron a implementar a partir de las década de los cuarenta, el llamado neolatifundio ( en donde la gran propiedad capitalista, ha sido favorecido en los programas de desarrollo agrícola de los regímenes poscardenistas, se favorecía la inversión de capital extranjero), esto origina la concentración en forma creciente los medios de producción y el ingreso rural, dos décadas después se comienzan a visualizar las consecuencias: decrecimiento de la producción en este sector, un desempleo rural cada vez mayor, el descenso del ingreso agrícola y constantes migraciones de campesinos hacia las urbes. (Orozco y González, 1992)
[7] Cfr. Elena Poniatowska, Tres estampas mazahuas, en Artes de México,no.102, 2011 p.15
[8] Cfr. Ignacio Vázquez Parra, Fajas mazahuas: arte y simbología, en Artes de México, no.102, 2011, p.42.
[9] Cfr.  Max Jardow Pedersen, Música en la tierra mazahua, CONACULTA, 2006, México.
[10] Cfr. Gabriela Olmos, Flores en el asfalto: fiestas mazahuas, en Artes de México, no. 102, 2011, p. 32.
[11] Cfr. Gabriela Olmos, Flores en el asfalto: fiestas mazahuas, en Artes de México, no. 102, 2011, p. 28.